Paticipante del Ignatian Immersion Course 2013 (Inglés) que ha compartido con nosotros su vivencia al llegar y al dejar Manresa. Muchas gracias, George!
"Mi llegada a Manresa:
Cada paso era algo especial porque sentía constantemente que una gran persona, un santo había caminado en este lugar.
(...)
Andaba tan suave y reverencialmente como podía.
(...)
La Cueva..., ese lugar que vio la transformación espiritual de un soldado, Iñigo.
(...)
Sobrecogido por la historia y el misterio divino del lugar, me senté allí, en esa serenidad, por largo rato, permitiendo la vibración espiritual en lo profundo de todas las células de mi ser.
Al dejar Manresa: [6 semanas después]
Había otra voz profundamente interior que decía que el espíritu de la hierba, de las flores, árboles, piedras y granos de arena habían tocado mi espíritu y que yo había disfrutado de su compañía y que hasta la eternidad no nos volveríamos a ver.
¿Cómo podia irme sin decirles “gracias y adios”?
(…)
Un pájaro llamó a su compañero. Volaron hacia mí. Estaban en camino; yo también estaba en camino; de hecho, el universo entero estaba en camino y este camino no acabará hasta que finalice en su Creador.
(…)
¿Vi a Dios en la naturaleza?. ¿Es esto los inicios de lo que Ignacio llama contemplación para alcanzar amor? ¿Es esto lo que significa cuando decimos “ver a Dios en todas las cosas y todas en Dios”?
No lo sé; algo me tocó y he cambiado. No puedo nombrarlo. Sabe bien; trae lágrimas de alegría a mis ojos y por ello digo desde las profundidades de mi corazón: “Gracias Señor por las flores, la hierba, los arbustos, las piedras, los guijarros y los granos de arena preciosa. Gracias por los pájaros, el viento, el sol y las nubes- gracias por la tierra que has dispuesto para mí. Muchas gracias.”
El día siguiente dejé Manresa, dejando una parte de mí allí!"
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